Fué durante mi estadía en Uruguay cuando conocí sobre la cultura del mate, esa infusión de yerba aromática, que sirve de resguardo a pensansamientos en la soledad o de compañero perfecto en las plazas con los amigos. Al principio no entendí porque todos andaban con un termo debajo del brazo y un totumito en la mano, pero cuando llegué a la casa donde estaba hospedado encontré la respuesta.
En la cultura uruguaya tomar mate es como tomar café en Colombia, sirve para acompañar reuniones en la oficina, en la casa, mientras se lee un libro, para conversar... en fin, las actividades son múltiples. Como buen mochilero me acuerdo que apenas conocí el mate y cómo se tomaba, corrí a comprar mi kit matero compuesto por bombilla (especie de pitillo metálico), porrón, yerba mate, termo metálico y matera (bolso en cuero o material sintético para guardar el termo, el porrón, la bombilla y la yerba). El porrón es como las pipas hay que curarlos bien para que se impregnen de el sabor y aroma de la yerba mate, el mío lo curé durante 4 días con yerba usada. Cuando ya estaba listo para tomar, comencé a salir a las calles de San José de Mayo, pequeña ciudad en el centro de Uruguay, donde compartía tertulias con mis amigos quienes gentilmente me acogieron como uno más del grupo.
Me acuerdo que me hice muy amigo de Carlos Laveccia quien manejaba un ciber a unas pocas cuadras de la plaza central, yo melancolico por pasar una navidad lejos de casa, iba todas las noches a conectarme con mi familia en Colombia a través de la red, luego de un rato de chatear con mi madre me sentaba a hablar de cosas con Carlos, cómo era la vida en Uruguay, la joda, las minas, el laburo.... y todo esto acompañado de unos buenos mates. Carlos es ahora uno de los mochileros contacto en Uruguay.
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