sábado, 7 de julio de 2007

Mi Viaje Por La Patagonia Argentina


Al principio, estaba un poco prevenida y preocupada al no saber como se viaja mochileando por Sur América. Yo ya había viajado con un “backpack” por Europa y me sentí muy cómoda, pues allá todo esta hecho para que los jóvenes viajen tranquilos y sin complicaciones. Sin embargo, antes de aterrizar en Buenos Aires, tenía otra idea muy diferente de los mochileros de Sur América.
Para mi sorpresa, fue todo lo contrario. Hostales limpios y acogedores, medios de transportes rápidos, puntuales y sobre todo, económicos, y la gente más amable que he conocido.
Llegue al principio de Junios del 2005 a Buenos Aires a encontrarme con dos amigas que viajaban desde Bogota. Yo vivo en Miami entonces para mi el paseo era un poco mas largo. Las encontré en un hostal llamado BASTOP. Un poco oscuro, localizado al lado de una de las avenidas más grandes de esa ciudad, en un viejo edificio de arquitectura europea.
La gente que conocí en el hostal alguna, vivía allí hace algunos meses, otros estaban de pasada y muchos lo llamaban hogar. Nos hicimos como hermanos en la semana que nos quedamos ahí. Algunas veces desayunábamos juntos y otras veces nos reuníamos por las tardes a compartir el día y las experiencias vividas.
Yo me enferme cuando estaba en Argentina. Me desgarre todavía no se que músculo y me dolió tanto que me dejo tiesa. Fue tanta la solidaridad de las personas del hostal, que un amigo me llevo al hospital y siempre me voy a acordar que me invito al taxi, aun cuando el estaba en un presupuesto mas apretado que yo.
Me acuerdo también de algo muy peculiar. En el hostal vendían unos alfajores de morirse, a un peso cada uno. Antes de dormirnos, al llegar de rumbear, siempre nos comíamos uno. Obviamente eso nos daba energías, pero también nos ayudo a subirnos unos cuantos kilitos gracias al dulce de leche.

Después de Buenos Aires nos fuimos a Ushuaia. La cuidad que esta en el punto mas sur del mundo. Espectacular es la única palabra que se me viene a la mente. Es la cuidad mas linda que conozco. El hostal era muy acogedor. Menos mal, pues como fuimos en invierno, teníamos que pasar mitad del día en el hostal. Amanecía a las 10:00a.m. de la mañana y oscurecía a las 5:00 p.m. Nos sentíamos calientitas en el hostal que aparte de tener una cocina enorme y unos cuartos deliciosos, tenía un open bar todo el día y las duchas más deliciosas.

Después del viaje, me quedaron ganas de seguir mochiliando por más sitios de sur América. Que rico seria poder hacerlo por mi propio país, ahora que las cosas se van mejorando poco a poco.

Casualidad; ¿se busca o te encuentra al azar?


Desde el aire contemplo el caos y el desorden que invaden la periferia del aeropuerto de Lima, totalmente remodelado con toda clase de innovaciones, quedó claro que mi mochila y mis andares pedían asfixiantes; a toda prisa conocer el país elegido; Perú.

¿Porque Perú? El azar encontró la casualidad...

Hemisferio sur, la corriente gira al revés pero mis pies no saben a donde ir... Allí, a lo lejos un cartel, -como una bocanada de aire fresco- alzado por unos largos brazos sobresalientes entre la multitud de cabezas presentes. Me acerco y conozco a Gonzalo; él es europeo, español.
Mi primer día no lo pasé merodeando y buscando un lugar donde alojarme, durante dos noches estuve con la buena compañía de la hermandad de la parroquia “Las Palmeras, distrito de los Olivos”.

Soroche, así se le llama al mal de altura, cuando te falta el oxigeno en altas altitudes, de la costa pacifica a los andes (la sierra) en dos horas de vuelo; de 0 a 4000 metros de altura. Allí me recibe el obispo Joan, misionero catalán afincado desde hace 4 años en Perú. Juliaca es una gran ciudad en lo alto del altiplano, caótica, peligrosa y sin ningún atractivo visible; donde la pobreza se extrema, paralelamente con el clima, extremadamente lo expresan las caras de la población natal; eso si, nunca te fallan una mirada tierna y afable acompañada de una sonrisa sin risa; Mientras se deben preguntar: otro gringo más?!

La verdad, nunca me hubiera sentido gringo en ese país si no fuera por los rasgos europeos, mi viaje dejaba de banda esa prisa tenebrosa de descubrir y conocer a través de las interminables agencias turísticas, mi instinto y la suerte de tener buenos amigos me armaron de valor y coraje para descubrir y conocer por mi propio pie. Y así fue...

En Ayaviri estuve unos días, en compañía de Joan y sus compañeros, allí conocí a Ronald, un chaval de mirada sosegada, triste y marcada por las malas experiencias, él me demostró sin derrochar una sola lágrima (cosa que yo si hice) que la dura vida de tanta gente sin recursos no impide autoexcluirse de una sociedad tan consumista e insostenible; tan poco comprometida con el entorno, esencial para su supervivencia...

Él y sus malas experiencias en la vida me indignaron sin expresarlo, donde está la globalización mundial? Quien ayuda a los necesitados, basura para ellos y oportunidad para mi, sin duda alguna una fuente de experiencias y sabia sabiduría que compartí sin nunca saciarme.

La mochila está lista y cargada en la furgoneta, me despido de Ronald con ganas de volvernos a encontrar y marchamos despacio entre los mil colores del mercado semanal, atravesamos la inhóspita puna donde solo habitan pequeños árboles “Quinua” y el Ichu, pequeña hierba; hasta llegar a Macusani.
De allí empezamos a descender por la carretera (pista de tierra), siempre llena de ondulaciones y custodiada por las monstruosas crestas montañosas que forman los andes orientales, donde tuve la suerte de observar al majestuoso Cóndor de los andes.

La vegetación gana terreno cada tramo descendido, las nubes empiezan a penetrar en los valles, y a cada cambio de vista, uno tras otro, como moscardones desorbitados; los colibríes se cruzan en mi ya paralizada mirada.

Llegamos a San Gabán (pueblo donde reside el obispo Joan), la vegetación es exuberante, verde y húmeda, es, exactamente tal y como muestran los documentales televisivos, esta vez pero, podía palparlo con mis propios sentidos. La temperatura permanentemente a 23 grados y las hormigas una tras otra con su tallo de hoja...
De igual manera me penetró la sencillez de sus hogares, sus comercios, su infraestructura viaria, etc. La curiosidad despampanante de los niños ante mi presencia desencajó una inmensa alegría, contenida en la sierra. Los rizos de mi pelo y esos quilos extras en mi seguro fueron la inspiración sobre la pregunta: Que “gringo” mas raro....

San Gabán se encuentra a unos 800 m.s.n.m y es sin duda uno de los valles con más inmigrantes procedentes de la sierra (4000 en los últimos 6 meses), la razón bien sencilla, la hoja de coca genera dinero limpio y rápido aunque también tiene sus desventajas; erradicadores dirigidos por el gobierno y el ejercito de este se encargan de erradicar y destruir toda chacra que contenga este tipo de cultivo, dejando desprotegidos y sin fuente de ingresos a los campesinos frente a las necesidades básicas diarias, los hijos de estos dejan la escuela y la situación familiar se agrava día tras día.

Frijoles, papas, arroz y de vez en cuando una pizca de carne, cocinado por dos mujeres y servidos en comedor comunitario, así almorzábamos todos los días; a mi derecha un niño apresurado, a mi izquierda un pobre perro rebuscando. Todo muy bueno pero siempre lo mismo, así es la cruda realidad de la desigualdad en el mundo.

A dos horas en carro y por carretera de muy malas condiciones (debido a las lluvias), llegamos a Lechemayo limítrofe con la selva baja, donde los ríos pierden su transparencia y albergan, bajo sus corrientes, la mas variopinta fauna subacuática; donde las aves adquieren colores no descritos por los humanos y las plantas luchan por un solo rayo de luz.

De vuelta a la sierra tuve la ocasión de charlar con un llantero de Ollachea (pueblo situado entre San Gabán y Macusani, a unos 2000 metros) mientras sus dos hijos jugaban en la calle, delante de su pequeño taller mecánico, de insuficientes ingresos para inscribir a los niños a la escuela. Sus palabras lloran utópicamente un deseo mientras su mirada me dice que no tiene nada sin su sueño realizado, más allá del océano... Los niños me despiden con un tierno gesto de manos y una voz tenue diciendo: chao.

(cusco, machu pichu)
De la calma protectora de la selva al misterioso caos de una bella ciudad, Cuzco...



(Nasca)
(Ica)
(paracas)
(pisco)
(travel selva)
(retorno)
(caliche)

Coincidimos en el aeropuerto y entablamos una apurada conversación antes de pasar el control policial, pasado este, cada uno siguió su destino...

...de allí surgió este relato.

La encontré o me encontró? El azar ya me lo dijo...[casualidad]

De Mochila hasta Perú


En mi viaje como mochilero, que comenzó desde el alto de minas en caldas tomando un camión a Manizales y de ahí viajé directo en un bus por todo Ecuador, el cual pensé recorrer de regreso pero luego no tuve tiempo. Ya dentro de Perú se sentía un ambiente muy agradable, la gente de verdad quiere a los colombianos y nos tratan muy bien, los precios son muy económicos, hablando de hospedaje y alimentación, pues con 3 dólares estas pagando una noche con tu baño privado y muy cómodo, y un buen plato de comida es por 1dolar.
El ambiente en los hostales es muy agradable, en lima estuve en un hostal llamado Casa del mochilero, el hostal era pequeño y en la noche los huéspedes por lo general estaban en una sala viendo alguna película, lo que me permitió conocer gente y recibir ayuda con rutas y contactos.
Así que de lima seguí a Ica una ciudad a unas 4 horas de ahí. (El transporte tampoco es costoso y es muy cómodo, en algunos casos preferí hacer autostop y no fue difícil) la ciudad no es muy bonita, pero la plaza de armas si es muy agradable, sin embargo el atractivo es un oasis que hay cerca (la ciudad es en medio del desierto) el oasis de huacachina son hoteles, allí esta un recorrido en 4x4 por el desierto y se practica sandpord que es tirándose en tablas por las dunas. Yo no pensaba estar ahí más de dos días, pero la primera noche conocí al chef del restaurante casa arena 2 el cual dijo que era posible quedarse a trabajar por el tiempo que quisiéramos y lo tome. Al fin estuve ahí por unas 3 o 4 semanas, el ambiente era buenísimo, la gente que conocías y además aprendiendo mucho. El trabajo además no era duro, se trabajaba de 7 pm a 10pm y el resto del tiempo era libre.
Al fin decidí continuar con el viaje y fue como salir otra vez de la casa, te sentías como en familia pero con los mejores amigos,
De ahí seguí a Arequipa directamente, un viaje como de 12 horas, pasando de el calor de el desierto al frío de esa ciudad, pero muy bonita, muchos edificios coloniales. Cerca de allá hay un lugar que se llama el cañón del colca en el cual se puede hacer un treking (caminata) de unos 4 días, es muy agradable, se ve el cóndor de los andes con frecuencia, los campesinos son muy amables también, y en el recorrido se pasa por unos 4 pueblos muy pequeños de unos 100 pobladores como máximo.
Ahí regresamos a la ciudad, donde los valores del hospedaje dependen de que tan cerca del centro estés, (más cerca más caro) y esa misma noche salimos a Cusco, allí me recibió alguien que había conocido en Internet en esta página: http://www.hospitalityclub.org/ es una página muy útil donde conoces mochileros de todo el mundo que están dispuestos a recibirte en su casa por unos días. De ahí salimos a Macchupicchu , tienes la opción de ir en tren por 22 dólares, o caminar en la noche por los rieles sin que te vean los guardias durante unas 8 horas a buen paso, mi compañero y yo decidimos caminar, pero llegamos antes de lo esperado pues en mitad del camino nos pegamos al tren que se había detenido y no nos vio, pero esto no es recomendable por que es totalmente ilegal, pero de todas maneras fue gratis y llegamos.
Después de haber conocido macchupicchu que fue cuando sentimos que habíamos llegado al medio de nuestro viaje, regresamos a la ciudad de Cusco y dos días después, ya habiendo recorrido todos los museos posibles y conocer esa ciudad tan hermosa, unos bares muy buenos, y gente muy amable, partimos a puno, que es una ciudad a orillas del lago titicaca y la ultima de Perú antes de llegar a Bolivia. No estuvimos mucho tiempo ahí y pasamos la frontera lo antes posible, llegando así a Copacabana, el primer pueblo de Bolivia y también al lado del lago. Un pueblo pequeño, sin mucho turismo, ha y Bolivia es todavía mas barato que Perú. El ambiente del pueblo me gustó, era muy tranquilo y hacia mucho frío de noche, pero era muy agradable, mi amigo y yo junto con un suizo que conocimos, alquilamos un bote de vela por todo un día, y fue muy relajante, aunque no sabíamos manejar muy bien el bote. Luego fuimos a la paz que es a unas 3 horas y media, una ciudad grandísima, muchísimas artesanías, el transporte es desordenado, y los hospedajes no son muy baratos; pero si logras encontrar un hospedaje que no sea en la zona turística (un hostal para bolivianos, no para turistas) va a ser más barato, unos 3 dólares la noche, pero no con las mismas comodidades de antes.
Bueno ahí en realidad termino el recorrido hacia el sur y me tome unas 3 semanas para volver hasta Colombia..... Haciendo de nuevo una parada en Ica para saludad a mis amigos. Si van a huacachina busquen el hotel casa de arena 2 y en el restaurante pregunten por Hugo que es el chef, serán bienvenidos, seguro.
David Correa.

De la calle a la fama


Jairo es un jóven de Medellín - Colombia con el cual tuve la oportunidad de compartir en Buenos Aires Argentina, me acuerdo muy bien que fué el 1º de Enero de 2005 cuando lo conocí, yo andaba sin un peso en el bolsillo, él me pregunto que si quería trabajar y yo por supuesto le respondí que si, fué entonces cuando salimos para el cruce de Florida y Lavalle, las dos peatonales más famosas de la ciudad, yo sin mucho conocimiento de música pero con el deseo de hacer algo para generar ingresos, lo acompañe con las palmas y una guacharaca mientras el cantaba y tocaba guitarra, fueron dos días de trabajo, luego de los cuales yo desistí para hacer artesanías y vender en el hostal, ya que me dí cuenta que el trabajo de gorra es algo definitivamente para gente valiente, Jairo se quedó dos días más en el hostal luego de los cuales no volví a saber nada de él. Pero después de año y medio y luego de estar en Medellín, en un evento social me llevo una gran sorpresa cuando el cantante invitado era Jairo, promocionando su nuevo trabajo discográfico, hoy es todo un artista y se encuentra viviendo en Suiza junto con su novia.

viernes, 6 de julio de 2007

Dos Chilenos en Colombia.

PRESUPUESTO: 1.000 DÓLARES
PERSONAS: 2
ESTADÍA: 1 MES

1- Bogotá

Aquí llegamos un día martes 31 de Enero.
A las 18 hrs. –hora de llegada al aeropuerto- ya estaba oscuro.
Teníamos indicaciones estrictas de Maca: preguntar al interior del terminal aéreo las tarifas de los taxis, así nos evitaríamos pagar la fantasía de los que estaban afuera. Quizás por ser nuestra primera aproximación al uso del peso colombiano, cualquier cifra dicha parecía amenazante y riesgosa para el presupuesto de un mes en la tierra de Angie, Gabriel, Jorge y Álvaro. Así, y luego de un diálogo con la encargada de turismo del lugar, decidimos cruzar tres pistas y pagar 1.200 pesos (2.400 entre los dos; 400 más, ya que eran pasada las 18hrs) por una buseta negra y roja, desechando las cifras sobre los 15.000 pesos, que ofrecían los taxistas por llevarnos a la Candelaria (Casco antiguo de la ciudad).
Treinta minutos demoramos en llegar a la Avenida 19 con la décima (Av. Fernando Mazuera). Nosotros pretendíamos carrera 7. Ahí encontraríamos el “hostelling international” y el descanso –solo dimos con el primero. No había lugar. Resumiendo, terminamos en el hotel “Aragón” (carrera 3 No. 14-13). Buen lugar y buenos precios (26.000 la doble). Limpio y bien ubicado. Cerca de ahí, y como dato, está el “Platypus traveller’s guest house (calle 16 No. 2-43, tels: (57,1) 341 31 04)”.
Buscábamos playas. Veníamos de Santiago –ciudad con más de cinco millones de habitantes- por lo que nuestra estadía en tierra “Rola” fue limitada. Principalmente (si no exclusivamente) caminar por las antiguas calles de La Candelaria. No conocimos museos, pero sí estuvimos sentados largo rato en una pequeña calle.
Antes de partir, Maca nos llevó a probar el aguardiente y luego nos acompañó al terminal.

2- Villa de Leyva

Jueves 2 de Febrero.
Llegamos cerca de las 18 hrs. a Villa de Leyva, después de aproximadamente tres horas de recorrido. Viaje agradable por su paisaje y por la compañía de una señora que a través de sus gestos y discurso, ojos e hijos (dos) nos anticipó la calidez de la gente de Boyacá (la que confirmamos en Don Simón –dueño del billar.
Cordillera oriental colombiana, ciudad colonial de piedra, plaza imponente.
Alojamos por 25.000 (pieza doble sin baño) en “Hotel Villa”.
Coincidimos con un encuentro organizado de aficionados a la Astronomía: Varios telescopios en la plaza; personajes que miraban al cielo intentando ubicar estrellas ya muertas, mapas azules, cerveza, salchicha (que traería consecuencias de madrugada) y el maestro organizador (con su láser especial que solo es adquirible con la autorización de personajes serios) que por esas cosas, nos hizo sus pupilos. Aprendimos de la cola de Orión, del norte del toro, del casco central, del tiempo y de ubicación no brújular. Nada comparable con nuestro encuentro Saturnino: Ahí estábamos, primeros de una cola (fila) de sujetos esperando que el cielo se abriera (que en estricto rigor son las nubes las que arrancan). Una señora reclamaba ansiosa que su lugar en la fila le había sido arrebatado. En eso, Coni, al mismo tiempo que el controlador del telescopio daba la señal de avistamiento, bajaba la cabeza y ponía su ojo en la mira. ¡Saturno y sus anillos! Saturno saltaba así de lo imaginario a lo real (para Coni, ya que aún no era mi turno). Me tocó esperar a cuatro personas antes que yo. Ocurrió lo mismo conmigo…

Aquí, en Villa de Leyva tuvimos nuestro primer encuentro simbiótico con la “Comida Corriente”: Sopa de huesos, de corazón o de carne, más ensalada, arroz, frijoles, patacón y la elección entre cerdo, vacuno o pollo, y en algunos lugares un baso de jugo de maíz). Aquí en Villa de Leyva además se nos ofreció (y aceptamos) chicha. Todo por 5.000 pesos.
Tomar ron en un bar: 8.000 pesos.

3- Medellín

Domingo 5 de Febrero.
Toda una noche en bus desde Bogotá (Rápido Ochoa 30.000 pesos). Toda una noche fría, ya sea por el clima natural externo, o pasado la mitad del viaje (cordillera abajo), por el clima artificial interno (aire acondicionado).
Poco estuvimos en esta ciudad, siguiendo nuestra lógica que nos presionaba hacia el mar. Poco, pero significativo, siendo responsable de esto don Caliche y su madre –Paisas-.
De día conocimos “El Pueblito Paisa”, desde ahí miras Medellín y esas pequeñas casas que pareciera que torturarán la montaña –trepan y compiten en masa por llegar cada vez más alto-. Cruzamos un río que atraviesa la ciudad y que al parecer lo sigue el metro. Estuvimos en la plaza Botero –bella- y desde ahí caminamos hasta el cementerio que a la salida nos despidió con nuestra primera lluvia colombiana.
De noche, comer y conversar. Coincidir y fumar.

4- Moñitos

Martes 7 de Febrero.
Costa Caribeña.
Aprovechamos la noche de lunes para llegar el martes a Moñitos (Rápido Ochoa, Medellín-Lorica 64.000 pesos).
Verdadero descanso: coco, hamacas, mar, papaya, ron, libros, cucarachas, abuelos, sal,
ludo, lápiz, sol, palabras, música, patacón y arena.
Arrendamos una cabaña amarilla por 25.000 pesos (cabañas “Aldea Paraíso”).
Responsables en parte de nuestra larga estadía (no presupuestada) fueron Luz Marina y su esposo Manuel, dueños de “Paraíso”.
Él, estuvo perdido en el mar. Ella no lo conocía aún. Don Manuel antes de salir del muelle pidió revisar el motor y verificar la carga de reserva de mezcla de combustible. Los hombres que lo acompañaban dijeron que estaba todo en orden –don Manuel lo recuerda con rabia y mirando al mar-
Ellos viven en Moñitos hace más de quince años, y sus días –desde fuera- podrían verse todos iguales: se levantan a las seis, y ella prepara el “tintico” (café), y don Manuel cada vez que recibe la tasa le dice: “gracias mi amor”, y ella lo mira y le da un golpe de cariño en la rodilla. Luego se separan, ella lee y él arregla las cabañas, que son seis. A las ocho, toman desayuno, y después leen hasta la hora de almuerzo. Comidos, don Manuel arregla el jardín y nos pregunta mientras nosotros almorzamos en la terraza, y sin importarle la respuesta (oye poco): “¿Todo bien?”…pasan segundos y dice “a dios gracias...”. Marina sigue leyendo y él la alcanza al rato –leen Troya. En la tarde caminan.

5- Mompós

Lunes 13 de Febrero.
Fue un largo camino para llegar a Mompós. De moñitos, salimos a Lorica (5.000 pesos), y desde ahí a otro pueblo que no recuerdo su nombre. Luego a Sincelejo y luego al pueblo que está a la orilla de río Magdalena. Desde ahí tomamos un ferry y pagamos un bus que nos llevó a la isla de Mompós. En total deben ser 35.000 pesos por persona.
En Moñitos dudamos de ir a Mompós, ya que era un viaje largo que nos desviaba de la ruta costera, además solo teníamos una referencia del lugar. En fin, no nos arrepentimos de haber ido. Es una isla colonial bien conservada y que además tiene el privilegio de haber sido de las primeras ciudades en fundarse de Latino América. Es totalmente recomendable. Alojamos por 25.000 y comíamos comida corriente por 5.000. El único desencuentro con el lugar fue el calor paralizante…

6- Cartagena

Miércoles 15 de Febrero.
Creo que fueron 8 horas de viaje (30.000 pesos el pasaje en bus).
Alojamos por 20.000 en un buen hotel con baño y dentro de la ciudad amurallada.
Cartagena no hay mucho que decir, se sabe de su belleza histórica.
En cambio, recomiendo a ojos cerrados el paseo a playa blanca. Es impresionante el color del mar. Aún nos arrepentimos de no habernos quedado unos días en esas islas…

7- Santa Marta
Viernes 17 de Febrero, 15.000 pesos el pasaje de Cartagena a Santa Marta. Alojamiento en “Hotel Familiar” por 20.000 (pieza para dos con baño y TV).
Hubo algo de decepción, y no es raro después de haber estado en las playas de Moñitos y Cartagena. Aquí nos abastecimos de comida e hicimos contactos al extranjero, antes de desaparecer una semana en el Tayrona.

8- Tayrona
Domingo 19 de Febrero. 5.000 pesos la buseta hasta el parque.
Después de casi 20 días en Colombia, este lugar se nos ofreció como una recompensa –un verdadero descanso antes de tener que volver a Santiago- Dormíamos en hamacas (5.000 pesos la noche) y comíamos una vez al día en el restorán del lugar por 6.000 pesos. El resto del día comíamos de nuestras provisiones compradas en Santa Marta (atún, galletas oreo y ron.) El lugar es impresionante; mezcla entre selva, playas y rocas. Nos obligaba a imaginarnos en unos meses más estresados y acordándonos de este lugar…
Hay cocos que matan. Aprendimos a caminar con precaución entre esas largas palmeras curvas de las ardillas. En el momento menos esperado te caía uno. Creemos que son una especie de cocos asesinos, a pesar de que nos dijeran que no ha habido reportes de muertos por cocazos.


9- Bogotá
Domingo 26 de Febrero

De regreso a Bogotá (alrededor de 10 horas desde Santa Marta; 75.000 pesos el pasaje.) volvimos al lugar que nos recibió la primera noche en Colombia (hotel Aragón) –al día siguiente partíamos a Santiago. Fue un día tranquilo en que coincidimos con una feria de las pulgas. Había sol. En la tarde fuimos al cine (Cinema Antigua, calle del agrado calle 16 n 4-75) y vimos “Rosas Rotas”. De noche, comimos en un restorán de comida israelí.
Al día siguiente, caminamos, cayó la lluvia y tomamos la misma buseta negra (1.000 pesos) que cuando llegamos, para ir al aeropuerto.


Datos:

-Comprar repelente “Nopiquex” en cualquier farmacia (4.000 pesos)

-Vacuna para la fiebre amarilla gratis en:

Terminal terrestre de Bogotá (Módulo 4 Verde, local 136. Atención de Lunes a Viernes 8-5 PM. Sábados 8-12. F: 570 88 28)

Aeropuerto Internacional El Dorado (1er piso. Puerta 7. Atención lunes a Sábado de 7 AM a 7 PM. F: 414 79 96)

jueves, 5 de julio de 2007

Fraternidad mochilera


Este es mi amigo Lucca, la ruta nos unió en Cabo Polonio, un hermoso pueblo de pescadores donde la vida fraterna y de cero estrés aún reina, compartimos en un hostal junto a dos alemanas, una española y un argentino, fué realmente mágico, ver que aunque no comprendíamos nuestros idiomas y el inglés no lo dominabamos muy bien, siempre se respiraba un aire de paz y cordialidad, tomemos un mate decía alguno, o un vino proponian otros, una ensalada, una torta, una historia, un libro... siempre hay algo para compartir esa es la vida, vivir el momento. De mi amigo Lucca no voví a saber nada, debe seguir recorriendo el mundo... La Posada de Laura que nos acogió unos días, sigue igual, golpeada por el océano atlántico y resguardada en medio de las enormes dunas de arena desde donde se puede apreciar la luna llena.

miércoles, 4 de julio de 2007

Cruce de los Andes


Cruzar la cordillera de los Andes es algo maravilloso, colores rojisos, rocas majestuosas, nieves perpetuas. Recorrer una ruta donde te persigue una via férrea, pasar del verano al nivel del mar y luego estar a más de 3000 metros donde la nieve eponja las cimas de las sierras. Es lindo sentirse niño otra ves, recostarte en el sillón del autobus con tu cabeza sobre el vidrio y viendo como se empaña cuando uno respira, decir que bella es la naturaleza, apreciar las maravillas naturales, un montón de información visual que te deleita y te fortalece el espíritu.
Todo esto se completó con la llegada a Mendoza (provincia de Argentina) una hermosa ciudad, pequeña pero acogedora, en Argentina la gente de provincia es muy amable y los mendozinos no se quedan atrás, te reciben siempre con una sonrisa diciendo "sos colombiano che, la tierra de Valderrama", unas mujeres hermosas, unos vinos exquisitos, senderos ecológicos, el Aconcagua que es el cerro más alto de Sueramérica se levanta imponente y protege el valle, ríos especiales para hacer raffting, rocas para hacer rapel.. en fin, mil aventuras se pueden vivir en Mendoza.

Mochiliemos en Viña del mar


Luego de pasar una navidad con mi nueva familia chilena, fuí a recorrer un poco chile, fuí a Valparaíso, las playas de Rañaca y Viña del mar, me acuerdo bien que ese 25 de diciembre mientras yo estaba en las playas de Viña, mirando el océano desde un restaurante, en la tele mostraban imágenes de un tsunami que causaba estragos al otro lado del mundo, el olor a océano es muy diferente al mar caribe, es mucho más denso y salado de aguas heladas y oscuras, Valpo(así le llaman los chilenos a Valparaiso) no tuve mucho tiempo para recorrerlo ya que en chile viajar es muy costoso, recuerdo que estuve en una plaza de mercado comiendo mariscos (los más deliciosos que he probado. Fin del día, vuelvo a casa en Santiago.

navidad chilena


Fué el 24 de Diciembre de 2004 cuando siendo las 10:00am hora chilena aterrizaba un boing de una aerolinea colombiana procedente de Buenos Aires Argentina. En su interior, y en medio de cientos de pasajeros, me encontraba yo, Caliche, aquel mochilero que llevaba cuatro días de "odisea" para poder llegar a Santiago y aprovechar así un tiquete de regreso a Colombia con escala en Chile yo hice un negocio con la Aerolineapara quedarme en Santiago y fué pagar 50 usd para quedarme en mitad de camino "las locuras que llega a hacer uno por encontrar aventura ¿no?" pues aunque todo parezca malo... creo que puede ser peor. Santiago de Chile, una gran ciudad con metro subterráneo, arquitectura entre colonial y moderna, muchos patrimonios culturales, iglesias, los famos cafés con piernas (que son cafés atendidos por señoritas en minifalda), lo primero que hice fué agarrar el subte con destino al centro, haciendo caso a un empleado del aeropuerto que me recomendó el sitio ya que podría conseguir alojamiento económico. Cuando comencé a buscar alojamiento me llevé la sorpresa de encontrarlos todos cerrados ya que era navidad, mis iluciones se vinieron al piso, inmediatamente pensé, por qué no seguí rumbo a mi país??? La vida pronto me daría respuesta.
Seguí buscando hostales o residencias donde me pudieran hospedar hasta que por fín encontre una residencia, que aunque no querían admitirme por lo de las fiestas, igual me abrieron y pude hablar con el dueño y llegar a una negociación, le propuse que me diera una habitación para bañarme y dormir un rato (no lo hacía en una cama desde hace 4 días) luego saldría hasta la hora en que ellos regresaran, me dijeron que volviera a las 2:00am. Yo me fuí a recorrer y a aprovechar una ciudad abierta toda la noche, fuí a un café internet a comunicarme con mi familia y darles una feliz navidad, luego fuí a comer algo a un restaurante cerca.
luego de comer me dió una nostalgia recordando las navidades en Colombia que preferí volver al hostal para revisar si alguien había vuelto, pero no había nadie. Cuando regrese, siendo las 11:45pm. en la calle me encontré con una familia que al verme solo y con cara de extranjero me preguntaron para dónde iba, al ver que no tenía rumbo me invitaron a su casa a pasar una cena en familia. Estos son los momentos que nunca seolvidan y te animan a ser mochilero.