domingo, 10 de junio de 2007

“coca de locos”




Venir a Medellín no es “coca de locos”

Si, “coca de locos” no es un error de escritura, es la imagen que se tiene de Medellín, cuna de gente honrada y emprendedora, pero que en algún punto de su historia fue la casa del terror, de narcotraficantes y criminales; donde no se podía venir sin el temor de no regresar a casa. Todavía ahora en mis viajes por otros países, la gente lo primero que pregunta es si traigo “merca” o cocacaína, que es muy diferente a la hoja de coca, esa planta sagrada que por miles de años ha protegido y sanado a nuestros ancestros precolombinos. Pero afortunadamente las cosas cambiaron y la realidad es otra o si no que lo diga René un mochilero suizo que hace algunos años vive en Colombia radicado en San Agustín. Fue él quien se “arriesgó” a traer a un grupo de turistas Europeos para que conocieran entre otras ciudades a ésta la “tacita de plata”. Salimos de la Av. San Juan con la 70 con rumbo a lo desconocid. Para ellos claro está, y para algunos que no han querido ver la transmutación de la ciudad. Lo primero que visitamos fue el metrocable que nos elevó hasta la cumbre del cerro de Santo Domingo ese barrio que hasta hace algunos años era un lugar habitado por el crimen y la inseguridad pero que ahora es foco de desarrollo, educación y cultura. A eso de las 9:30 am llegamos a Santo Domingo donde luego de apreciar la bella panorámica de la ciudad que nos regala el mirador, nuestros queridos amigos “gringos” como todo el mundo los llamaba apenas caminaban por las calles, tuvieron su primer contacto con la historia de nuestra cultura calmaron su sed bebiendo “Guarapo”, ese maravilloso extracto de caña que mezclado con limón y hielo reconforta el cuerpo y nos da energía para seguir adelante, una verdadera y natural bebida energizante.

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