sábado, 7 de julio de 2007

Casualidad; ¿se busca o te encuentra al azar?


Desde el aire contemplo el caos y el desorden que invaden la periferia del aeropuerto de Lima, totalmente remodelado con toda clase de innovaciones, quedó claro que mi mochila y mis andares pedían asfixiantes; a toda prisa conocer el país elegido; Perú.

¿Porque Perú? El azar encontró la casualidad...

Hemisferio sur, la corriente gira al revés pero mis pies no saben a donde ir... Allí, a lo lejos un cartel, -como una bocanada de aire fresco- alzado por unos largos brazos sobresalientes entre la multitud de cabezas presentes. Me acerco y conozco a Gonzalo; él es europeo, español.
Mi primer día no lo pasé merodeando y buscando un lugar donde alojarme, durante dos noches estuve con la buena compañía de la hermandad de la parroquia “Las Palmeras, distrito de los Olivos”.

Soroche, así se le llama al mal de altura, cuando te falta el oxigeno en altas altitudes, de la costa pacifica a los andes (la sierra) en dos horas de vuelo; de 0 a 4000 metros de altura. Allí me recibe el obispo Joan, misionero catalán afincado desde hace 4 años en Perú. Juliaca es una gran ciudad en lo alto del altiplano, caótica, peligrosa y sin ningún atractivo visible; donde la pobreza se extrema, paralelamente con el clima, extremadamente lo expresan las caras de la población natal; eso si, nunca te fallan una mirada tierna y afable acompañada de una sonrisa sin risa; Mientras se deben preguntar: otro gringo más?!

La verdad, nunca me hubiera sentido gringo en ese país si no fuera por los rasgos europeos, mi viaje dejaba de banda esa prisa tenebrosa de descubrir y conocer a través de las interminables agencias turísticas, mi instinto y la suerte de tener buenos amigos me armaron de valor y coraje para descubrir y conocer por mi propio pie. Y así fue...

En Ayaviri estuve unos días, en compañía de Joan y sus compañeros, allí conocí a Ronald, un chaval de mirada sosegada, triste y marcada por las malas experiencias, él me demostró sin derrochar una sola lágrima (cosa que yo si hice) que la dura vida de tanta gente sin recursos no impide autoexcluirse de una sociedad tan consumista e insostenible; tan poco comprometida con el entorno, esencial para su supervivencia...

Él y sus malas experiencias en la vida me indignaron sin expresarlo, donde está la globalización mundial? Quien ayuda a los necesitados, basura para ellos y oportunidad para mi, sin duda alguna una fuente de experiencias y sabia sabiduría que compartí sin nunca saciarme.

La mochila está lista y cargada en la furgoneta, me despido de Ronald con ganas de volvernos a encontrar y marchamos despacio entre los mil colores del mercado semanal, atravesamos la inhóspita puna donde solo habitan pequeños árboles “Quinua” y el Ichu, pequeña hierba; hasta llegar a Macusani.
De allí empezamos a descender por la carretera (pista de tierra), siempre llena de ondulaciones y custodiada por las monstruosas crestas montañosas que forman los andes orientales, donde tuve la suerte de observar al majestuoso Cóndor de los andes.

La vegetación gana terreno cada tramo descendido, las nubes empiezan a penetrar en los valles, y a cada cambio de vista, uno tras otro, como moscardones desorbitados; los colibríes se cruzan en mi ya paralizada mirada.

Llegamos a San Gabán (pueblo donde reside el obispo Joan), la vegetación es exuberante, verde y húmeda, es, exactamente tal y como muestran los documentales televisivos, esta vez pero, podía palparlo con mis propios sentidos. La temperatura permanentemente a 23 grados y las hormigas una tras otra con su tallo de hoja...
De igual manera me penetró la sencillez de sus hogares, sus comercios, su infraestructura viaria, etc. La curiosidad despampanante de los niños ante mi presencia desencajó una inmensa alegría, contenida en la sierra. Los rizos de mi pelo y esos quilos extras en mi seguro fueron la inspiración sobre la pregunta: Que “gringo” mas raro....

San Gabán se encuentra a unos 800 m.s.n.m y es sin duda uno de los valles con más inmigrantes procedentes de la sierra (4000 en los últimos 6 meses), la razón bien sencilla, la hoja de coca genera dinero limpio y rápido aunque también tiene sus desventajas; erradicadores dirigidos por el gobierno y el ejercito de este se encargan de erradicar y destruir toda chacra que contenga este tipo de cultivo, dejando desprotegidos y sin fuente de ingresos a los campesinos frente a las necesidades básicas diarias, los hijos de estos dejan la escuela y la situación familiar se agrava día tras día.

Frijoles, papas, arroz y de vez en cuando una pizca de carne, cocinado por dos mujeres y servidos en comedor comunitario, así almorzábamos todos los días; a mi derecha un niño apresurado, a mi izquierda un pobre perro rebuscando. Todo muy bueno pero siempre lo mismo, así es la cruda realidad de la desigualdad en el mundo.

A dos horas en carro y por carretera de muy malas condiciones (debido a las lluvias), llegamos a Lechemayo limítrofe con la selva baja, donde los ríos pierden su transparencia y albergan, bajo sus corrientes, la mas variopinta fauna subacuática; donde las aves adquieren colores no descritos por los humanos y las plantas luchan por un solo rayo de luz.

De vuelta a la sierra tuve la ocasión de charlar con un llantero de Ollachea (pueblo situado entre San Gabán y Macusani, a unos 2000 metros) mientras sus dos hijos jugaban en la calle, delante de su pequeño taller mecánico, de insuficientes ingresos para inscribir a los niños a la escuela. Sus palabras lloran utópicamente un deseo mientras su mirada me dice que no tiene nada sin su sueño realizado, más allá del océano... Los niños me despiden con un tierno gesto de manos y una voz tenue diciendo: chao.

(cusco, machu pichu)
De la calma protectora de la selva al misterioso caos de una bella ciudad, Cuzco...



(Nasca)
(Ica)
(paracas)
(pisco)
(travel selva)
(retorno)
(caliche)

Coincidimos en el aeropuerto y entablamos una apurada conversación antes de pasar el control policial, pasado este, cada uno siguió su destino...

...de allí surgió este relato.

La encontré o me encontró? El azar ya me lo dijo...[casualidad]

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